Dicen por ahí que cada uno emite las declaraciones de amor que a su vez se merece. Supongo que tiene sentido que, ahora que ya es oficial que este blog no lo lee ni dios, y que hace más de cuatro años que no veo a la chica de la foto (en la imagen en el Benicàssim 2002, abrazada a mí y bastante puesta de farlopa), será probablemente mi momento para decir que todavía te quiero, Adriana, cariño, mi amor, sin que me importe demasiado quedar como un cursi o un cretino, que desde que te fuiste la vida es una mecánica de hámster y rueda, por añadir algún florilegio arty y tal, que no lo he intentado en absoluto, pero que está claro que no puedo olvidarte, y que sigue nuestra historia abierta en mi cabeza, y que yo solo es evidente que no la voy a poder cerrar.
2 comentarios:
El amor es la mayor de las farsas. Y también la mejor, por supuesto.
Si el psasado solo fuese una sucesión escamosa de imágenes perdidas recordar no sería tan doloroso. Ni las fotos tendrían el color gris u ocre de los recuerdos falsos.
Adriana sigue cargada de farlopa en el verano de 2002, junto a un tipo que no aparece en la fotos, no porque no estuviera allí sino porque él mismo se ha recortado y ha avanzado solo hacia el verano del 2007.
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