5.2.06

AUTOMASTRONARDI PARA TODA LA FAMILIA

Decidido como estoy a salir de una vez por todas del bache, me repito una y otra vez una serie de frases mágicas pensadas para animarme y elevarme la autoestima. No las voy a decir aquí, no vaya a ser que alguien me las robe y escriba un libro de autoayuda de ésos. Aunque no creo que le sirvan a nadie que no sea yo. Un ejemplo: este fragmento de Orhan Veli que alguien tradujo para mí:

Hey! What the hell are you waiting for, cast yourself into the sea!
They're waiting for you back there? Nevermind...
Don't you see that freedom is everywhere,
Be the sails, be the oars, be the tiller, be the fish, be the water,
Go... go... go--as far as you can go...
Muchas de estas cosas ya me las decían mis amigos cuando Adriana se largó. Cuando yo les pedía que me dejaran en paz, que no estaba para salir a ninguna parte, ellos contestaban que tenía que hacer un esfuerzo, liarme con alguna chica y dejarme de gilipolleces. Cómo no voy a sospechar que, por muy egoístas que fueran por otra parte, en eso tenían razón.

Estoy seguro de que, dentro de treinta años, me arrepentiré amargamente de haber tirado a la basura estos años, no haberlos dedicado a follar y reírme en lugar de esto. Recuerdo la época pre-Adriana, cuando ni J.A. ni Vicente ni yo teníamos novia ni ganas de tenerla y salíamos jueves viernes y sábado y yo no tenía un puto duro ni esperanzas de ganarlo. No nos iba mal con las chicas, es decir, a Vicente y a mí no nos iba mal, José Andrés hacía lo que podía con su cojera. Y sé positivamente que cuando entrábamos a algún bar muchas mancheguitas guapas nos calaban de arriba abajo y se hacían una nota mental, y no era nada difícil sacarlas a fumar un porrito por el parque et al, tenía algo, a pesar de mi extrema delgadez cadavérica y el pelo largo champiñónico que gastaba por entonces, que atraía a algunas aprendices de grunge, y sé que lo sigo teniendo.

Además, las hormonas siguen tirando de mí, por supuesto. Y también sé que subirme aquí a alguna chiquita sería tremendamente curativo. Entonces, ¿qué cojones está fallando? Mientras lo descubro, sigamos por lo menos con el mantra: Eh, ¿qué demonios esperas? ¡Arrójate al mar!, Eh, ¿qué demonios esperas? ¡Arrójate al mar!, Eh, ¿qué demonios esperas? ¡Arrójate al mar!, Eh, ¿qué demonios esperas? ¡Arrójate al mar!

1 comentario:

PJ dijo...

Asako pako!!, Carpe Diem. Y ánimo.