3.7.06

En mi subconsciente tiene que haber un expediente ultrasecreto, metido en lo más profundo de la más profunda de las cámaras subterráneas, donde se describen los detalles de cuando alguien, yo qué sé quien, me llamó mamarracho y me golpeó con esa palabra en tó el centro de la línea de flotación. Esto lo sé no por observación directa, sino por una necesidad lógica. Es así como se descubren los planetas extrasolares: cada vez que oigo esa palabra me da un escalofrío que me retuerce hasta las uñas de los pies.

¿Podrá haber un insulto mejor? Un mamarracho es alguien que parlotea y parlotea, con una autoridad de 0,0, y es incapaz de hacer otra cosa que no sea eso. No es dañino pero sí molesto, ridículo, patético. Un mamarracho, sobre todo, incomoda. Se coloca esta etiqueta a las personas con una visibilidad desproporcionada en relación con su grado de importancia, que se suele computar en 0. Matices secundarios: desorden estético, mediocridad, esterilidad.

Y además fíjense cómo suena: ma-ma-rra-cho. Guárdensela para ese alguien tan especial, no esparzan la semilla.

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