CONSTRUCCIÓN
La construcción de la propia personalidad es empresa bonita y beneficiosa. Cursos, amantes, viajes iniciáticos, novelas trascendentales... todo sirve. Entréguese a la construcción de su personalidad, pero termine algún día, o déjela a medio y construya además otra cosa, algo útil, si es posible, para el mundo en que vive. Donde habitan también, le recuerdo, otras personas.
Esto, coma arriba coma abajo, fue lo que salió en mi galleta china de la suerte. Es comprensible que no haya vuelto a probarlas, pero eso no viene al caso ahora. Lo que sí viene es que leí aquello y me dije oh, sí, Gran Sabio de las Galletas Chinas, touché, voy a seguir Tus Sabios Consejos palabra por palabra. Lo pensaba de verdad, pero a continuación me dije mañana empiezo, y todos sabemos a qué conduce eso. La pereza me pudo, y nunca empecé a construir nada útil para el mundo, ni ya que vamos acabé de construirme a mí mismo, y además huyo de los restaurantes chinos como de lo de Pedro Botero, maldita sea mi estampa inacabada.
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