INTERMEDIO ANTICLERICAL
Ya saben todos ustedes lo nerviosísimo que me ponen los jerarcas católicos cada vez que abren la boca, y bueno, no sólo los jerarcas, sino los católicos practicantes de a pie que empiezan hablando de religión y acaban indefectiblemente hablando de Zapatero (ellos siempre dicen cetapé), con lo que uno acaba dándose cuenta de que de lo que hablaban en primer lugar no era religión en absoluto. Gente a la que le da igual que la prohibición de los preservativos aumente la expansión de la epidemia de sida, y que llama al boicot contra Amnistía Internacional por defender el derecho al aborto de mujeres violadas en conflictos bélicos. Gente que calla como putas cuando el presidente nos lleva a la guerra de Irak, y que grita histérica cuando el presidente otorga a los homosexuales el derecho a casarse. Gente que se cree todavía con derecho a dictar los planes de enseñanza de todos, sean católicos o no. Etcétera etcétera etcétera. Muchas veces el griterío se hace insoportable y pienso que sería genial que los ateos nos uniésemos en algún tipo de foro o asociación dedicada a denunciar la hipocresía, la podredumbre moral y la necrosis del catolicismo que padecemos. Pondríamos a más de uno en su sitio. Leeríamos la Biblia y utilizaríamos las enseñanzas de Jesucristo para demostrar que un católico no debería apoyar a Falange, como hace el obispo de Pamplona, por ejemplo, ni ocultar y proteger a delincuentes sexuales. Por ejemplo. Tendríamos un día, el Día del Ateo o algo así, con celebraciones por doquier y cobertura mediática garantizada. Nos colgaríamos del cuello nuestro símbolo, que yo imagino con forma de círculo, y lo utilizaríamos para reconocernos entre nosotros en los bares y ponernos a hablar de nuestra inquebrantable fe en el ser humano. Oraciones, reuniones semanales y celebraciones especiales a la hora de casarnos, de morirnos y de tener descendencia. Lucharíamos contra la Oscuridad y la Superstición y nuestros oradores vestirían de blanco, en consecuencia.
Pero entonces les estaríamos dando en cierto sentido lo que quieren. Que no es otra cosa que dividir a la sociedad en dos grupos enfrentados y comandar a uno de ellos hasta la victoria en combate. Lo cual es una visión más bien idealizada de la realidad, porque en la realidad de dos bandos nada, sino que lo que hay es un grupo de grajos ensotanados emitiendo gilipolleces, a un lado, y una inmensa mayoría de gente normal, ignorándolos por completo, al otro. Y este segundo grupo es una de las no-asociaciones más útiles y enriquecedoras a las que pertenezco.
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