21.2.06

JOAN FONTAINE ODISEA

Como ya les dije, yo de poesía no tengo ni puta idea. Yo poesía, lo que se dice poesía, he leído poca, Kenneth Rexroth, Lupercio Leonardo de Argensola y pocos más. Pero hete aquí que el otro día me puse a echar un ojo por la sección correspondiente de la librería local y me encontré con un curioso título que no tardé en comprar: Joan Fontaine Odisea, de un tal Agustín Fernández Mallo. Porque, ¿qué diablos tendrá que ver Joan Fontaine con la Odisea? Una explicación (aunque en realidad la explicación completa dura todo el libro, y falta) la encontramos en la introducción al mismo, que no es otra cosa que un acta notarial (aún me pregunto si verdadera o falsa) en la que se detalla el método de composición del poemario, desde la casa en la que se va a escribir hasta las herramientas electrónicas empleadas, pasando por el vestuario del poeta según estaciones del año, los horarios de trabajo, las comidas que va a hacer, la forma de citar, etcétera. Y lo más curioso de todo, que es que, durante todo el tiempo que se necesite para la ejecución del libro, el autor pondrá una y otra vez, sin sonido y ralentizada, Rebecca de Alfred Hitchcock en DVD.

Luego el libro en sí está de puta madre. No es lo que uno se cree con semejante comienzo, los poemas suelen tener un sentido muy claro, son así como meditativos, filosóficos, aunque de vez en cuando se cuele una ecuación o una fórmula matemática o un texto de física cuántica. De hecho, no casa mucho el tono de los poemas con el envoltorio vanguardista, pero aún así mola un mazo. Y si la expresión mola un mazo no puede predicarse de un libro de poesía, me importa un huevo.

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