SALUDO AL SOL, POR MASTRONARDI
El sol pica. Parece mentira que a pesar del imperialismo, el consumismo y el fundamentalismo que afligen al mundo, a pesar de las expectativas ecológicas, a pesar de los gobiernos que manejan África y los balleneros japoneses y las inmobiliarias españolas y la policía yanqui y las cámaras que graban cada metro cuadrado de Gran Bretaña y las empresas multinacionales que manejan el mundo y las trastiendas de las madrasas donde se enseñan las artes del cinturón de bombas y la Cope y Zaplebes y la programación de la primera, el sol se ponga a picar después del largo invierno y nos coja a todos absolutamente de improviso, y volvamos a sentir esa sensación de todos los años que sin embargo todos los años se nos olvida, y nos den (o por lo menos a mí me dan) ganas de llorar, de pura gratitud, supongo. Porque cómo es posible que nos trate tan bien, el planeta, a nosotros, esta mano de apestosos hijos de puta. Lo que es seguro es que yo, en su lugar, les habría dado para el pelo hace ya tiempo.
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