24.4.06

DESAYUNOS Y MERIENDAS

De vez en cuando, leo La Petite Claudine, o Mira y Calla, o Diario de Lecturas. Esos blogs que son como el ColaCao para los burguesitos culturetillas que necesitan crecer y construirse y ser capaces de dejar caer un par de nombres propios en cualquier reunión con sus semejantes. Y los disfruto. Y los aprovecho.

Pero también leo otros como Los papeles de Boris, que habla de gitanos, y de inmigrantes, y resultan muy útiles para no caer en la tentación de decir que España va bien, que lo único que importa es el harte, que lo normal para un madrileño (escuché el otro día en un bar, de boca precisamente de un madrileño) es tener tres casas: una en la capi, otra en la sierra y otra en la playa. La clave está, yo creo, en la palabra otro. Que es una palabra que la literatura del siglo pasado ha empleado a discreción pero que, creo yo, no ha llegado a mojar, lo que se dice mojar, al occidentalita medio.

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