DOVIĐENJA SLATKI MJESEC
Me angustian los días uno. Odio lo que ocurre con los meses cuando ya han pasado: que se quedan cerrados e intocables en el pretérito, como un párrafo de tu vida al que se puede aludir, pero es imposible de cambiar. Con las semanas y los días es igual, ya lo sé, pero yo, cuando pienso en el pasado, pienso en meses: en enero de 2000, por ejemplo, o en agosto del 95, por citar dos épocas maravillosas e irrepetibles de mi vida. Ahora me da miedo que, cuando pase el tiempo, alguien pregunte:
- ¿Qué estuviste haciendo en mayo de 2006?
- Nada en absoluto.
- Igual que yo.
Pero de los dos sólo yo estaré diciendo la verdad. Amar el vacío y tener miedo de la muerte es la contradicción más grande en que se puede caer: háganlo y empezarán a oír que su nombre suena este año para el premio Nobel de los gilipollas.
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