29.6.06

SAN JUAN EN LAS AFUERAS

Hará de esto unos seis años. Era la noche de san Juan y me hallaba yo en una casa de campo en las afueras, celebrando una fiesta con hoguera y todo, organizada por un grupo de perroflautas (pero no hay que olvidar que yo también era un poco perroflauta). Alguien hizo una queimada, ese potingue asqueroso. Había quien saltaba la hoguera para un lado y para el otro, al ritmo de un montón de instrumentos de percusión. Curiosamente, no había ningún diávolo a la vista. En un momento determinado, el perroflauta más perroflauta de todos (llevaba rastas), que había ejercido de maestro de ceremonias con la queimada, nos pidió a todos que escribiéramos en un papel el elemento de nuestras vidas que más odiábamos, aquello de lo que más deseábamos librarnos, para echarlo al fuego y pedirle a no sé qué duende que desapareciera.

Cuando ya todos hemos rellenado nuestra solicitud (yo no recuerdo qué puse), el Perroflauta Mayor del Reino me encargó a mí que recogiera los formularios en una bolsa opaca, cosa que hice para no desentonar. Luego regresé a mi sitio. Pero dado que el P.M.R. seguía dale que dale con su cháchara a gritos (ellos lo llamaban teatro callejero), me entraron ganas de mear, con lo que me vi obligado a levantarme, meterme en la casa y buscar el cuarto de baño, hallado el cual, y cerrada la puerta con pestillo a mis espaldas, me puse a leer los papelitos, creyéndolo una idea genial, y que iba a pasar un buen rato.

La mayoría era nombres y apellidos, hay que ver cómo somos la gente. Algunos decían Mis compañeros de trabajo. O Mi novio. O Mi jefe. Somos asesinos por naturaleza, pensé: nos dan la oportunidad de quitar algo feo de nuestra vida, e inmediatamente elegimos llevarnos a alguien por delante. Entonces llegué a un papelito doblado en cuatro que decía: Yo.

Lo eché al váter y tiré de la cadena. Devolví los demás a la bolsa, y un rato después ardieron. A veces me acuerdo de que hay alguien por ahí que tenía muchas, muchas ganas de desaparecer, y por mi culpa no pudo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien hecho. La gente no se da cuenta, pero constantemente se ve que desean eliminarse a ellos mismos. Por ejemplo, ven la copa mundial, beben whisky, leen a dan brown... todo esto son claros síntomas.

Anónimo dijo...

Está muy bien, ningún remordimiento por los que te cargaste, sólo te acuerdas del que se te escapó. Esto se llama sadismo.