UN REGALITO DE MORFEO
Me acabo de despertar de la siesta (sí, he dormido la siesta hasta las diez y cuarto de la noche, y qué) y he tenido un sueño que me ha dejado profundamente asqueado. Lo cuento aquí con la esperanza de hacer un poquito de limpieza general interior o algo así.
En el sueño, yo tenía un hijo, supuestamente de Adri pero Adri no acababa de aparecer, había salido, no sé. Estábamos solos, el niño y yo, en casa. De repente, hacía mucho frío (eso no es un sueño) y el niño estaba desnudo, amoratándose y llorando. Lo cogía y trataba de llevarlo hacia el dormitorio para abrigarlo. Como suele ocurrir en los sueños, casi no podía avanzar. Mirando hacia abajo, descubría que me entorpecían el paso miles de pañales sucios tirados por el suelo. Nina estaba acurrucada en un rincón, medio paralizada. Y había moscas.
Y ya está. De todos los semidioses hijos de puta que en el mundo han sido, el más hijo de puta es este señor:
Todo friki de los cómics que se precie sabrá por qué.
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