Todo iba mal hasta que en un sueño obtuve la imagen de mí mismo cruzando el desierto de Gobi con mi perrita. No llevábamos agua ni gorra pero daba igual porque realmente no hacía tanto calor. El desierto de Gobi se parece bastante (se lo puedo comentar ahora que ya he estado) al del Principito, pero no hay serpientes, ni bichosbola, ni matorrales secos. No hay nada más que arena y más arena.
Por qué esa imagen me resultará tan tranquilizadora. Nina y yo volvemos a salir a la calle a horarios normales, la casa vuelve a estar limpia, vuelvo a escuchar música y ésta no me mata. Vaya una pequeña recomendación, entonces. Con todos ustedes, la canción más perfecta que jamás se ha escrito sobre una ruptura. Denle al play y lean, porque merece la pena:
No hay comentarios:
Publicar un comentario