THE "A" WORD
Yo iba a ser un personaje en alguna novela o poema épico inacabable. Entiéndaseme: no un personaje con nombre y apellidos, sino un miembro indiscriminado de un grupo con poca importancia en la acción, como (se me ocurre) los Lotófagos, o los Fumadores de Opio. Alguien con escaso mundo interior al margen de esa leve sensación de pertenencia a su colectivo, con muy poca personalidad, propenso evidentemente a caer en adicciones varias y, en un sentido amplio, feliz.
El problema yo creo que estuvo en un error tipográfico, una puta errata que nadie advirtió y que me convirtió en un Lomófago, digamos, o mejor en un Fumador de Apio: un nuevo personaje ferozmente individual, pero por lo demás inútil. Sin un colectivo del que formar parte, sin la pátina romántica y, sobre todo, sin nada de opio con que sobrellevar el malentendido. Fumando eternamente apio y bregando con el dolor de cabeza y los mareos que produce. Abriendo las ventanas para que salga este apestoso, apestoso humo blanquecino. Fumando apio.
1 comentario:
Y fumar apio sin bregar con la corriente del Mekong, lomófago sin haber conocido el cerdo extremeño, individualidad inutil y consciente de sí misma (autoconsciente?). Para colmo, publigar un cuaderno de bitácora de un barco sin destino.
¿Qué harían sin usted los protagonistas, condenados a su eterno estar y ser conscientes de la trascendencia de todos sus actos?
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