6.11.07

UNA DECISIÓN HEROICA

Meetic mola y no mola. Mola porque la gente que hay (que hay mucha) no miente sobre su sexo, porque tienes su foto instantáneamente y porque el objetivo de todo el mundo parece ser echar un polvo, o al menos el punto de partida. Con lo que mi famosa guía para ligar en los chats ya no sirve para nada. No mola porque hay que pagar, y porque la pátina de normalidad con que las chateras tratan de revestirse en entornos menos orientados (aunque estén largando y largando sobre lo hija de puta que es su amiga Asun con un desconocido a las seis de la mañana de un martes laboral) desaparece, y a los cinco minutos de conversación podemos ser interpelados sobre nuestra experiencia con las bolas chinas (con mención al número de ellas).

Esto contado así puede que a alguien le parezca el súmmum del morbo, pero la experiencia, sumando la frialdad del medio, la foto de la chica (que estaremos utilizando para hacernos una idea de su personalidad, mientras escribe) y el poquito de condescendencia con que uno se interna en estos portales para conocer gente, más bien asusta. Y luego está esa obsesión con la webcam, mon dieu. No tengo ningún problema en encenderla yo, pero por favor, prefiero que la apagues a verte hacer posturas. Tía loca.

Me voy a borrar del Meetic éste. Soy una especie de gourmet de la normalidad, y antes me moriría de hambre que quedar con una de éstas.

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