TIZA BLANCA
Si también para alguno de ustedes ha empezado el largo invierno y se sienten solos, jodidos y exhaustos, como ya saben que es mi caso, me voy a permitir recomendarles un disco que se va a alimentar de su spleen invernal para crecer, y que puede convertirse en una tormenta emocional con un epicentro del tamaño del estado de Texas. Una de ésas que son tan grandes que parecen girar a cámara lenta, con un piano que suena como una araña mordiendo las paredes de su corazón de ustedes, y la voz de una señora que conoce muy bien el material con el que juega. La señora se llama PJ Harvey, bendita sea, y el disco White Chalk. Avisados quedan. A veces uno oye discos para intentar no oírse: traten de hacer eso con éste en un momento delicado y el resultado se parecerá a conectar un estetoscopio entre su corazón y la megafonía del Carrefour.
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