18.4.08

MECÁNICA CUÁNTICA

El otro día me compré, por 2,95€, la Historia del tiempo, de Stephen Hawking. Me está fascinando, la verdad, y eso que siempre he pensado que yo era negado para todo lo que tuviera que ver con la teoría de la relatividad y los átomos y todas esas cosas que suspendí una y otra vez en el instituto. Hay un resumen de los conceptos más importantes de la mecánica cuántica, y entre ellos el del principio de incertidumbre. Recuerden (o sepan): para cada partícula u onda (parece ser que es lo mismo) de las que componen un átomo, cuanto más somos capaces de precisar su posición, más indeterminada es su velocidad, y viceversa. ¡Ahora entiendo hasta lo del puto gato de Schrödinger! Además, si las ondas no coinciden exactamente, se anulan entre sí, lo que explica por qué algunas pompas de jabón tienen color y otras no: la corteza de la pompa está compuesta por dos superficies de refracción, una interior y otra exterior, y en ellas las ondas luminosas pueden coincidir, reflejándose y por tanto emitiendo colores, o no coincidir, con lo que se anulan y no devuelven luz. En fin, hay muchas otras maravillas, pero la imagen de las partículas del átomo, de posición o velocidad indeterminadas, me ha hecho entender muchas cosas, que yo creía informulables, de lo que ha pasado hace poco entre Bea y yo. O mejor, de lo que no ha pasado, porque seguramente nuestras ondas, clásicamente no coincidentes, se han anulado entre sí. Y vete tú a preguntarnos ahora quién hacía de materia y quién de antimateria. Lo único seguro es lo segundo.

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