PISCINA
Para detectar la radiación de fondo del universo, los físicos han construido una serie de inmensas piscinas subterráneas llenas de agua y sensores. En la oscuridad total, a una profundidad suficiente para que ningún otro tipo de ondas aparezca, hectómetros de agua negra, purísima, vacía. Tantas molestias (y tantísimo dinero), que se me ocurre que el objetivo de todo esto no consiste en detectar ninguna radiación de fondo ni nada, sino construir una metáfora, un depósito simbólico de agua negra en que podamos pensar los solipsistas del mundo cuando toque hablar del tiempo, de los días vacíos en que ni siquiera escribimos mensajes para nadie en nuestros blogs, del intervalo de luz giratoria sobre un patio interior al que clásicamente no se asoma nadie ni para tender una bragas.
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