NOS SENTIMOS FINOS
A buenas horas mangas verdes, dirán ustedes, pero no me irán a exigir a estas alturas, y desde mi pornorrefugio mittelmanchego, que esté en la pomada de las nuevas tendencias de interné y la moda urbana y el jungle breakbeat y la puta madre que parió a Panete. Mi vida, ya lo he dicho muchas veces por activa y por pasiva, consiste en un 70% de autocompasión, un 29% de porno y un 1% de contemplación perezosa. Por ahí se cuela a veces alguna que otra movida, a su debido tiempo y sin empujar, que bastante tengo yo ya con lo que tengo.
Todo esto tiene que ver, eso sí milagrosamente, con lo que les quería contar hoy, que no es otra cosa que lo mucho que estoy flipando con este experimento-base de datos-objeto artístico que es We Feel Fine. We Feel Fine parte de este presupuesto inicial: la experiencia humana está -ya- indexada. La experiencia humana es, por otra parte, banal, computable en un número muy limitado de, digamos, experienciemas, con lo que, para extraer conclusiones, podemos echar mano sin pudor de la mera estadística. Computados estos resultados en números gigantescos, es posible describir a base de cómodas visualizaciones webdoscerianas el latido de la especie, su configuración emocional. We Feel Fine indexa miles de millones de blogs y dispone sus resultados de una forma lacónica, electrónica, cósmica, bellísima. Podemos conocer el índice de tristeza de Toronto en una primavera lluviosa y hacer zoom en un momento dado para ver el rostro de la persona que a pesar de todo dice I feel optimistic. Porque ahí está el meollo, en el predicativo que sigue al verbo feel. Mi favorita, la opción Murmurs, que hace aparecer, inconexas y en cascada, declaraciones emocionales en tiempo real, si es que tal cosa existe. En fin, un sitio antisolipsista en que merece la pena pasar un rato, si lo tienen.
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