21.11.08

ETERNAL SUNSHINE POR LA PATILLA


De repente, en cosa de un par de meses, mi pasado ha perdido toda su fuerza radioactiva. Ya saben que yo no escribía de otra cosa: mi ex, mis amigos, mi último curro antes del premio, mi vida feliz. Pasé muchas fotos por el editor de Picasa para añadirles sepia y grano, y las colgué por aquí. Y qué decir de las docenas de babosas declaraciones de amor que le dediqué a Adriana. En fin, en fin.

Ahora, todo ese material ya no duele, ni apenas me parece interesante. Es como si perteneciera a otra persona. Ya sé que soy yo, que es mi vida. Pero es que me aburre. Lo he gastado de tanto darle vueltas y vueltas. No me apetece hablar de ello.

No está mal que tu pasado pertenezca a otra persona. Sería mejor poder borrarlo por sectores, como en Eternal Sunshine of the Spotless Mind, pero algo es algo. Endulza, alivia el carácter. Desdibuja las obsesiones. Te ajusta para entender esta tremenda frase de Thomas Bernhard que he leído hoy en lo de Fernández Mallo:

"Me preparo para mí mismo, todo esto no es más que una preparación para mí mismo"

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