11.2.09

EL TIGRE YONQUI

Como si fuera un yonqui, perdón, como el yonqui de la inacción que soy, la estricta dieta a que hemos decidido someternos, obligándonos a hacer algo con nuestras vidas todos los días, me lleva de cabeza. Violeta ha llegado hasta a esconderme el módem y desinstalarme medio ordenador para que procrastine menos y escriba más. Y para colmo de males ella sí es capaz de pintar, un gato tras otro, durante todo el día. Me siento como un tigre enjaulado. Al revés: como un tigre vago al que sacan de la jaula y obligan a correr y cazar y vivir.

Tengo entre manos un cuento: un tipo llamado Néstor, una especie de geek con problemas de alopecia y baja autoestima, tropieza por la calle con una puta sudamericana llamada Linda, perseguida por un camorrista. La chica sube al coche de Néstor y se refugia en su casa, y a los pocos días se acuestan e inician una relación. Néstor está obsesionado con la posibilidad de que Linda esté utilizándolo, y un día llega a casa sigilosamente y espía la conversación telefónica de la chica, quien le está confesando a alguien sus dudas sobre Néstor: ¿verdaderamente me quiere, o solo se siente obligado a tenerme en casa para que no me maten?, ¿hasta qué punto no le importa que yo haya sido puta? Néstor interpreta ahora que Linda está hablando con su cómplice sobre un plan que consiste en hacer que él se enamore de ella para a continuación utilizarlo aún más, y sale de casa. Ahí acaba mi cuento, que ni siquiera puedo colgar donde les dije porque no quiero que Violeta empiece a ver obvios paralelismos. De todas formas no sé si quiero terminarlo.

En fin. Violeta está por ahí, colocando cuadros de gatos y lunas llenas. Está ganando una pasta últimamente, gracias a lo cual podemos compensar los retrasos que dos de mis inquilinos están teniendo a la hora de pagarme el alquiler. En solo un mes ha pasado de depender de mí a la situación opuesta. Si tuviera que explicar brevemente por qué me acojona tanto todo esto tendría que tomarme la semana libre. Cosa que no puedo hacer, así que completen ustedes los huecos, si les peta. A trabajar todo el mundo, copón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando Violeta era dependiente pensaba que se estaba aprovechando, y ahora (que la situación ha cambiado) creo que tiene miedo de que le deje tirado.
Un abrazo