23.1.11

RIVER Y BOCA

Toda la tarde en silencio, como si no tuviese vecinos. El calefactor apagado y también las luces, para no delatarme (pero delatarme ante quién, con qué cargos). Entregado a diversas actividades, como barrer en la oscuridad, cortarme las uñas, beber vasos de agua, tumbarme boca arriba. Y llegan las ocho y media y anoto una victoria en el cuaderno de bitácora, o sea aquí: he reducido el discurso mental a apenas un hilo, por una parte, y el consumo al mínimo practicable, por la otra. Rituales de una religión monoteísta de la que soy el único fiel. La desaparición. La purificación mediante la inmersión. En un río más bien frío.

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