22.3.11

EL TÁRTARO


¿Metáforas? No puedes vivir con ellas ni sin ellas, ¿verdad? Para mí, lo realmente inquietante de las metáforas es que solo son elásticas hasta cierto punto. Puedo producir con mi glándula metafórica algo como que la vida es el steak tartare que se está comiendo ese tipo con pinta de camionero de la mesa de al lado, algo quieras que no bastante arbitrario y gomoso, pero una vez que la sustancia ha caído en el plato ya no se puede decir no, la vida es el sándwich mixto que estoy esperando mientras el camionero se come su steak tartare, porque no funciona así. La vida es el steak tartare y punto. No tu sándwich mixto. Ni siquiera el acto de esperar tu sándwich mixto, por favor, qué ordinariez. El filete tártaro que ese tipo rudo de al lado aliña con salsas tan picantes que necesita platos de aluminio, ésa es la vida, mírala reducirse en un plato ajeno, saliva, huélela. No puedes pedirle un trozo porque sabes que te destrozaría la cara a puñetazos, pero haz todo lo posible para experimentarla mientras dure. Después mordisquea el sándwich, paga la cuenta, abre un blog.

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