6.5.11

LA PATERNIDAD Y LOS SPEJO'S SON ABOMINABLES

Como ya comenté por aquí, mi larga estancia en el psiquiátrico no solo no alivió apenas ninguno de mis problemas mentales, sino que me añadió la terrible obsesión que vengo padeciendo con el tema de la normalidad. Ahora tengo la imperiosa necesidad de cortarme el pelo al menos una vez al mes en una peluquería de centro comercial o similar, de afeitarme todos los días, y de comprar toda mi ropa en Springfield. Esta larga e innecesaria perífrasis viene a servirme para contarles que esta mañana he estado en la pelu, y que no habiendo más revistas disponibles, he hojeado un ejemplar de Padres Hoy mientras esperaba.

Aún me dura la sensación de estupor y el convencimiento (irreversible) de que jamás voy a tener hijos. Además, la sospecha de que las revistas de puericultura son una herramienta de alguna oscura organización secreta de psicólogos que tratan con ellas de captar clientes. El método es sencillo: basar la publicación en dos premisas tan absurdas como maléficas. La primera, que el amor de los padres hacia los hijos es infinito. La segunda, que el tiempo de que disponen también lo es. Así, uno nunca se va a encontrar en esta revista un artículo sobre llego cabreado y agotado del trabajo y mi hijo ha decidido pintar las paredes con un rotulador permanente, sino uno sobre niños artistas: ¡fomenta su creatividad!. Ni un ¿es lícito amenazar a mi hijo con entregarlo al hombre del saco si no deja de escupir la comida en dirección a la tele?, sino un ¡haz las verduras más divertidas tallando personajes de dibujos animados en las zanahorias cocidas! En serio. He estado sumando los tiempos que recomiendan en las notas de tipo Estimula su lectoescritura: lee a tu hijo sonetos del Siglo de Oro durante al menos una hora y media al día o Relájalo y refuerza su vínculo: aprende a masajear sus chakras y practica tras el baño, durante sesenta minutos. Estas y otras sandeces suman más de veinticuatro horas al día. Nada se dice de disciplina, de cómo conllevar los cabreos, del placer de saltarse todas las normas y darse un atracón a chuches, de enseñarlos a poner la tele solos para poder dormir el sábado un rato más. La revista puede resumirse así: Eres un padre (o mejor dicho una madre, que es el target natural de la publicación) de mierda. Tu hijo te estresa y te revienta, que es el motivo por el que has venido a comprarte este panfleto, por una única razón: porque eres una egoísta malvada que no tiene tiempo para su hijo por sabe dios qué, trabajar o cualquier maldad similar, y ya puedes hacerte a la idea de que estás criando un drogadicto violador maltratador de gatitos, empieza a buscar ayuda psicológica. Algo así. Luego ha llegado mi turno y me han lavado la cabeza de esa forma tan amniótica (¿la notas fría o caliente? está perfecta) y me han dejado peinadito y normal como un cajero de la CCM que tuviese tres críos.

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