3.5.11

... AND JUSTICE FORAL

No me acuerdo de qué periódico era. El titular, bien de píxeles, decía: "Se ha hecho justicia", y estaba sobreimpresionado sobre el clásico retrato de Bin Laden, sonriente y barbudo, con turbante blanco. Esta mañana hacía calor. A mí la primavera me recrudece las obsesiones (todavía más), seguramente como forma de defenderme de la invasión de escotes y camisetas de tirantes. Así que ahí iba yo paseando en medio de la súbita explosión del mes de mayo con el titular en la cabeza, y el careto de Osama también.


Así que se ha hecho justicia. Sin juez, sin fiscal, sin abogados, sin costas (bueno, costas sí ha habido, me temo), sin sentencia, sin pelucas, sin caricaturistas de sala. Se ha hecho justicia como cuando el tío hijoputa aquél que te amargaba la vida en el instituto pilla un cáncer de colon a los treinta y cuatro. Como cuando te encuentras un billete de cien pavos por la calle. Como cuando al munipa le caga una paloma en tó la gorra, etcétera. Justicia kármica. No, justicia Puerto Hurraco. Como cuando el productor de cine aquél hijoputa que no le quería dar el papel a tu colega se encuentra la cabeza de su mejor caballo debajo de las sábanas. Y grita. Justicia gritada. Justicia animal.

Ya sé que me estoy poniendo un poco estupendo, pero el derecho es el intento del género humano de apropiarse el papel del karma (de los cojones), el papel de los animales. Mal o bien, la justicia es un invento humano, prometeico. No se puede delegar. Mejor dicho: no se debe (re-)delegar. La justicia es la barrera que nos separa de las teocracias y de la guerra, de los imperios y del mal. Nadie como estos cuatro para tirar cuerpos al océano.

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