24.5.11

SOLIPSISMO REAL YA

En esta ciudad en la que llevo ocho meses también hay acampada de Democracia Real Ya, movimiento que también a mí me produce un montón de sensaciones emocionantes y que apoyo a ultranza. Pero cómo lo apoyo. No a través de mi cuenta falsa de Facebook, porque ese personaje dejaría de ser creíble si en lugar de poner estados tipo "En la ducha. Mmmmmmmm" cogiera de golpe y empezase a exigir cabezas. Tampoco puedo plantarme en el campamento, porque a/ recordad que soy un sociópata y b/ mi obsesión con vestirme solo de Springfield me hace desentonar. Mis impulsos de atracción y repulsión se equilibran en un momento dado y me hacen dar vueltas en torno a la plaza, como un satélite. Yo apoyo las asambleas pasándome por allí dieciséis veces al día, sin detenerme, mirando al suelo, poniendo cara de concentrado. Y en efecto estoy concentrado: estoy en plena ensoñación, una en la que dirijo a las masas de indignados el discurso perfecto, algo entre Braveheart y Rosa Luxemburgo, que las hace alzar los puños y tomar la ciudad y el Banco de España y el Corte Inglés sin dejar de sacarme a hombros de todas las plazas por las que discurren. Sudo. Sudo mucho, porque igual son las cinco de la tarde y yo ya llevo ocho vueltas en el cuerpo. Me emociono con mi propio discurso solipsista. Humedezco las mangas de mis camisas de cuadros. Soy el peor revolucionario de la historia, pero el pathos de la revuelta arde en mi cerebro como en el del más comprometido de vosotros.

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