8.9.11

ORDEÑO INVERSO

En algún momento del siglo XXI se produce el siguiente cambio: el vaquero gallego llamado (?) Lois, una gran persona, uno de esos tipos con quienes te sientas a charlar y nunca olvidas ni la conversación ni el lugar ni la fecha, porque al fin y al cabo eres un turista y vas buscando estas cosas cuando te plantas en la Galicia rural con tus botitas y tu chubasquero, ese tal Lois, digo, desde siempre orgulloso de su identidad vaquera y su producción de deliciosa leche y de sus hermosas vacas holandesas y de su jornada de duro trabajo y de su lucha en la cooperativa contra los precios de los grandes distribuidores (lucha ésta que le ha llevado a tener ficha policial por unos disturbios en un hipermercado donde se volcaron palets de leche extranjera), el gran Lois, digo, en un momento dado, se sienta y considera las subvenciones que recibe por vaca productiva, de parte de la Unión Europea, y se pregunta muchas cosas, por la naturaleza de esa subvención, para empezar, por el origen de ese dinero, por la erosión que esa limosna (por otra parte absolutamente imprescindible para mantener a los animales) produce en su propia identidad, en su oficio, en su trabajo, en su actividad económica. Mira a sus vaquitas, se mira a sí, y luego a los turistas. Se difuminan las fronteras semánticas, hasta ahora tan claras, que separaban al vaquero Lois y a los excursionistas. La identidad de Lois, antaño ínsula firme, se deslee y las vacas cruzan plácidas un escenario de ciencia ficción.

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