TENSA ESPERA
Son las 16:05 en estos momentos y llevo esperando a los instaladores del aire acondicionado desde las ocho de la mañana. Por supuesto, no he ido a comprar las sustancias con las que preveía celebrarlo, porque me da miedo dejar la casa, no vaya a ser que vengan en ese momento. Reconozco que en algunos momentos de este largo día he pensado seriamente en la posibilidad de comprarme un móvil. Para llamar a los de la tienda. O para que los de la tienda me llamen a mí y me expliquen qué coño pasa. Pero ya ven. Un móvil, yo. Primero el aire. Ahora un móvil.
Esto es demasiado para mis nervios y además Nina se está meando encima. Que los follen. Me voy a la calle. Cuando vengan, yo no estaré, y además no tendrán cómo localizarme. Paso a la clandestinidad. He estado a punto de acogerme a la amnistía e integrarme en la sociedad aireacondicionada. Incluso he considerado la posibilidad de comprarme un puto móvil. Pero ah.
La cabra tira al monte y Mastronardi a donde el polen.
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