SAME OLD 2008
Como si fuera un alcohólico anónimo que una noche cualquiera dice qué coño y baja a una tienda de chinos a por una botella de vodka, subí hace dos viernes a un autobús y me planté en mi pueblo, y llamé a la puerta de la casa de mis padres, y he vuelto a hablar con ellos y con mis primos y con los viejos conocidos de este recóndito paraje de la Mancha profunda, y he comido mucho cordero y marisco y bebido muchos jotabécola y tragado doce uvas grandes como nueces y llenas de huesos que dejaban una sensación muy áspera al pasar a la fuerza por la garganta.
Y estoy de vuelta. En mi casa, frente a mi televisor y mi radiador, junto a mi fiel perrita Nina y viendo llover en el callejón. Con lo que podríamos decir que todo sigue igual también en 2008.
Casi todo. En el autobús de vuelta tuve la siguiente idea: que todo esto de la Resistencia que practico tan aplicadamente como me permite mi pereza está muy bien, pero que vaya usted a saber si no es un truco en plan Matrix que tiene el Sistema para encerrar a los disidentes dentro de su propia cabeza, porque a ver, en qué consiste la Resistencia sino en, primero, meterse en un buen piso franco y procurar no llamar la atención y tapar las ventanas por la noche, y, segundo, dedicarse a descifrar mensajes en código por internet con instrucciones, en su caso contestándolos. Los miembros de la Resistencia clásicamente adoran internet, pero fíjense para qué la usan: blogs que nadie lee, álbumes en Flickr de fotos de nubes (sin forma de perro), y en general feeds automáticas cruzando el ciberespacio desde la nada y hacia la nada con un mensaje de Resistencia insobornable que nada va a cambiar. En mi casa no hay fútbol, no hay religión, ni toros, ni visitas a centros comerciales ni música latina ni ropa vietnamita ni turismo expoliador, pero es como si algún oscuro funcionario del Sistema hubiera visto todo eso y dicho: bien, está claro que no podemos entrar ahí, pongámosle un cable para que no se ponga nervioso y que cierre él mismo a cal y canto, que no moleste. Siempre el Sistema tiene voz propia, en nuestros mensajes, siempre hay un Ellos o cualquier otro pronombre y típicamente nos tiene calados y viene a por nosotros, pero eso no es literal: forma parte del código secreto.
1 comentario:
Me alegro de que estés de vuelta y puedas retomar el apasionante mundo de la mandarina como experiencia ascética. Tu teoría del autobús: Que sí, que 'van a por nosotros'. Por favor, mira esta gente...
http://es.youtube.com/watch?v=iKYdPoutzZU&feature=related
Saludos para ti y para Nina
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