10.4.08

LA DESPEDIDA

Llevo unos días sin pasar por aquí ni decir hola, desolipsizado, digamos. Le he hecho un blog privado a una chica del Meetic que conocí hace poco. Hemos dejado el messenger echando humo: de cinco a seis horas todos los días en sesión vespertina y nocturna.

La chica es de Madrid pero anda estudiando en Sheffield. Ha tenido un problema con su inglés. Creía que sabía lo suficiente como para manejarse por allí hasta final de curso, pero al llegar se dio un gran guantazo contra la realidad y por lo que parece está bloqueada. Es incapaz de comunicarse con nadie y pasa los días enganchada al ordenador y sin ir ni a clase. Tras unas cuantas semanas así, su estado mental es un lugar al que no entraría ni aunque se me cayese dentro un billete de quinientos, como dicen de Miguel Ángel Martín. Por lo demás, es una tía genial, muy divertida y con medio cerebro entregado al arte. No conozco a nadie a quien una emoción estética pueda conmover más, ni que utilice más el arte como lenguaje para entender el mundo.

Para ella, todo eso del solipsismo no es más que una pervivencia enfermiza de la adolescencia, un desconocimiento total de la especie humana. Normal, dice, que alguien que no sabe nada de la gente se plante delante de un cuadro de Friedrich y no se crea que eso lo haya podido pintar otra persona. O sea, que es una especie de humanista, y a ese humanismo ha llegado a través del arte. Pues muy bien.

Hemos hablado de todo y he aprendido mucho. Sin embargo, lo emocional se metió muy pronto entre nosotros, y al segundo día ya me encontré con que se enfadaba y trataba de atacarme (con frialdad, nada menos) cuando le dije que la dejaba, que quería dormir la siesta. Desde entonces he dejado que fuese ella quien se despidiese primero. Igualmente, yo también he querido estar en su cuarto muchas veces, para reírme con ella o para besarla, o sobre todo para ayudarla a salir de allí.

Nada de eso ha pasado, claro. Tendrá que consumir hasta el final la situación, hasta ni más ni menos que julio, cuando pueda volver a Madrid y a su vida y poner cualquier excusa por no haber aprobado nada. Hacer antes las maletas le exigiría un esfuerzo de voluntad que en su situación le resulta imposible. Pienso en un huevo. O en las cápsulas de Alien, qué más da.

Que te vaya bien. Que pase rápido tu tiempo en Sheffield y no te haga más daño. Que nada de lo roto sea irreparable. Anoche me hiciste tanto daño que me encontré a punto de llorar y al mismo tiempo riéndome de mí mismo por llorar a través del messenger. Pero bah.

También yo me acordaré de esa cápsula de tiempo, de estas dos semanas que he pasado contigo y de la conjunción de emociones baratas, madrugada, messenger, tabaco y pintura prerrafaelita que hemos compartido. Hasta siempre, Bea (es un decir). Cuídate mucho. Y no me tengas en cuenta que te cuelgue esta foto tuya, que ya te dije que era mi favorita:

2 comentarios:

Luna dijo...

hola....( he entrado sin llamar, espero no le moleste)
no sufra acaso por la muchacha, nueva víctima encontrara via messenger. que es por otra parte "venenoso" por la rapidez con la que nos enganchamos a las personas.
Saludoz.

Anónimo dijo...

Hola. Es usted un astro y el messenger un agujero negro: no se aproxime demasiado.

Entienda todo esto como una galletita china de la suerte. Y muchas gracias por entrar sin llamar.