23.2.09

MI COLOR FAVORITO NO EXISTE

Violeta ha tenido que aplicarse un ERE a sí misma ante el drástico bajón de ventas de cuadros de gatitos y lunas llenas. Ahora tenemos doce en casa que ya no podemos colocar hasta que no vayan vendiéndose los que hay colgados en las tiendas de regalos, y mi chica ha decidido tomarse un merecido descanso de tanto gato cabrón. Ahora ha empezado algo que llama mandala en la parte de atrás de una factura, y que consiste en ir añadiendo con un boli bic naranja trazos de medio milímetro de longitud a un diseño laberíntico y fractal. Nunca mejor dicho: me raya. ¿O es me ralla? En este caso, me raya.

Aún así, seguimos con nuestro plan de no pasar todo el tiempo juntos, de modo que salimos a pasear unos días y esperamos al otro los demás. Hoy Violeta pasea y los minutos de esta interminable tarde se alaaaaaaargan como si tuviera insomnio. Veo cambiar el color del cielo. Catalogo segundo a segundo el nuevo color. Me siento como el piloto Pirx en ese ejercicio en que lo sumergen en un tanque de agua durante horas y horas, privado de cualquier tipo de percepciones sensoriales. Es decir: hay cielo, hay colores, pero no mi cielo, no mi color. Ésos pasean con la perra calle abajo entre cientos de desocupados con más suerte que yo.

No hay comentarios: