FACEFUCK
Mi gripe y yo nos conectamos a Facebook con nuestra identidad falsa de veinteañera guapa y nuestros setecientos amigos. Nos metemos a ver los álbumes de conocidos lejanos. Estudiamos los estatus de hace tres años de una chica manchega con la que hablamos una vez. Mi gripe y yo llegamos pronto a la conclusión de que no nos encontramos a uno y otro lado de la bien definida frontera entre la realidad y la ficción. Aquí y allá hay estallidos de felicidad espontánea, gente diciendo os quiero a todos (¿en serio, tía, os quiero a todos?) qué bien nos lo pasamos sois los mejores las vacaciones de mi vida. Cada quince o veinte minutos salta un tipo preguntándome de qué nos conocemos por el chat, a lo que siempre respondo no me puedo creer que me estés haciendo esa pregunta. De vez en cuando alguno hasta contesta a eso. Nadie me borra. A veces dejo caer un estatus mustio (Hoy lo veo todo negro. No lo esperaba de ti.) y me entra un torrente de ánimo y testosterona en forma de comentarios que me alegra el día.
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