3.6.11

STONE TEMPLE PILOT

En la mochila solo puse una especie de pan o galleta, algo sumamente arcaico, una receta fósil a base de harina integral, agua y sal que no ha cambiado desde el neolítico y que sería sacrílego actualizar. Con eso a cuestas, inicié el Camino. Todo en este Camino, a diferencia de otros Caminos, está pensado para que el peregrino se encuentre solo consigo mismo y con la naturaleza, y no encontré a nadie ni siquiera en los refugios para pernoctar. Mucho valle, mucho riachuelo, mucha piedra. Cada vez más piedra desnuda, más frío. Paisajes, sutil falta de oxígeno, euforia, cansancio, pan. Y al final, el Templo. En el templo, que huele a incienso y está vacío, abundan los artefactos de la fe: dedos incorruptos, por ejemplo, ampollas de marfil y cristal de color que guardan la sangre de un santo que aún es capaz de licuarse de repente. Un museo de efectos anómalos sobre tejidos biológicos, todo bajo una luz diseñada mediante Verfremdungseffekt, o sea, buscando el extrañamiento.  Qué pobres artefactos, qué ingenua estafa. Qué queréis venderme enseñándome un modesto ejemplo de momificación. ¿Es esto todo lo que podéis convocar? A continuación, convoco yo una angustia poderosa como una piedra, mientras salgo del templo y emprendo el viaje de regreso.

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