8.10.11

LOS MONSTRUOS QUE MÁS ODIO SON AQUÉLLOS EN LOS QUE ESTOY A PUNTO DE CONVERTIRME

Estoy ahorrando para una hucha nueva, más grande. Pero tal vez no estoy hablando de dinero. Tal vez la hucha es el corazón y las monedas el amor de Dios. El amor a la contemplación, obviamente. ¿La contemplación de qué? De los circuitos. Los circuitos son formas esféricas que recortamos del tejido de la realidad porque nos gusta pensar que se puede cortocircuitar el Tiempo. Nos encanta darle la vuelta a la tira de papel y pronunciar el nombre de Möbius, fixo en mano. Y entonces, por un momento, vislumbrar la sombra de la mano invisible, la decimosexta dimensión, la fuerza oculta que modela el universo. O sea, el dinero. Que cae en mi hucha en forma de monedas de diez céntimos. Con una regularidad astronómica. Que llena el bote. De dinero. De plata. De pasta Gonza.

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