9.12.11

SHINY HAPPY PEOPLE

Veo gente feliz a mi alrededor. Por más que bucee y me sumerja en el proceloso mundo del solipsismo, por muchas horas que le dedique a mi cuenta falsa de Facebook y mis cuatro mil "amigos" (amigos de mis falsas tetas, por supuesto), por mucho que investigue mis desarreglos psiquiátricos o me automedique o folle con cocainómanas posesivas o salga a correr hasta pulverizarme el corazón, veré gente feliz a mi alrededor y será una imagen tan, tan real que me costará trabajo interpretar que se trata de una proyección. O al menos interpretar lo de la proyección antes de sentir una aguja traspasar mi carne. Una punzada hipodérmica no exactamente de envidia: el tirón de la especie (homo sapiens sapiens, creo) que me llama al redil, que me recuerda mis posibilidades de ser feliz si renuncio al camino que elegí, a lo que soy, a mi identidad equivocada, a mis informes clínicos, a mi blog. Ah, qué gente feliz, qué tipos raros. Algunos se parecen a mí. Son agentes secretos. Y tienen una misión. Y este post es su derrota.

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