10.10.12

UN AÑO CHECO, 3X01

SÚCUBO


Estamos reunidos. Ahora tenemos una carísima oficina alquilada en el piso más alto del más alto edificio de oficinas de Murcia. Desde aquí tenemos unas vistas privilegiadas (es difícil decir este sintagma sin reírse) sobre la ciudad. He preparado un texto para la portada de la página web:

Desde una encrucijada especialmente pavorosa del siglo XX europeo, Franz Kafka nos enseñó para siempre que la vida es un juego cuyas reglas no pueden ser conocidas, pero tampoco desobedecidas. Por eso se le nombra en todos los manuales como uno de los antecedentes mayores del existencialismo occidental, por eso su oscuro retrato ilustra todas las crónicas del derrumbe del proyecto ilustrado y el descubrimiento de fuerzas ignotas (psicoanálisis, teoría de la relatividad) que gobiernan desde la parte no evidente, desde fuera de nuestra vista.

Nosotros, el Club de la Tenia, no ponemos en duda esta interpretación, pero preferimos concentrarnos en el otro término: en la vida como juego. El espíritu lúdico, si bien neurótico, que anima al diseñador de la máquina de ajusticiar de En la colonia penitenciaria. El juego obsesivo, perfeccionista, del maestro de pueblo con su puzzle del topo gigante. La terquedad infantil de los protagonistas de Un artista del hambre o Ante la ley. El humor kafkiano se basa en esto, en describir con una seriedad germanófona las actitudes, de seriedad también teutónica, de unos personajes adultos pero poseídos por unos juegos que no comprenden ni pueden racionar.

Al lado de la obra de Kafka, ¿qué es Matrix? La metáfora de una renuncia: la de quienes se desvinculan de una vida entendida como juego con normas ocultas y se entregan a cualquier tipo de ficción evasora, con tal de que esta ficción tenga unas normas definidas. Ésas son las auténticas píldoras de Morfeo: vida (azul) o código (roja). Neo escoge el código, una ficción bien ordenada con buenos y malos, heroicidades y cobardías, bellas Trinity y malvados agentes Smith, raza humana en peligro y ubicuos robots invasores. Se le dice todo esto es real, lo falso es lo que has dejado atrás. Y ya empieza con el kung-fu y no pregunta nada más. En ese sentido, Neo es un lotófago homérico: lo que come es código, es Tablas de la Ley reveladas o, si queréis, superestructura en el sentido marxiano. Matrix es el sueño húmedo de todo hikikomori: genera hikikomoris a su paso y se alimenta de ellos.

Los Kafka Weekends tratan de recuperar ese espíritu de entrega lúdica a un escenario adictivo y hostil, a la gramática oculta de una normativa inflexible. No se sale de Matrix sino entrando en Matrix hasta la fosa séptica, cosa que ya sabía el viejo Franz un siglo antes del estreno de la película. En esta página en que lees este texto hay un resorte, una píldora desde luego muy azul que puede llevarte a Praga uno de estos fines de semana, o no. Los motivos para emprender este viaje son desconocidos, y tampoco es fácil entrar a formar parte del pasaje. Bienvenido entonces, visitante. O no.

Paulo: es una mierda, tío. A quién pijo le importa todo ese discurso filológico. Y eso de Matrix me juego el rabo a que lo has copiado de Žižek. Y todas esas metáforas y términos raros. Ya lo que nos faltaba: poner enlaces a la Wikipedia en nuestra página. Y no se habla ni de sexo ni de drogas ni de nada. Yo sinceramente, leo esto y me da la risa. No sé cómo lo veis los demás.

Jesús: yo no voy a entrar en si vende o no. Bueno, sí: no vende. Pero lo de Matrix sí que me ha gustado, por la parte de hikikomori que me toca, claro.

Ángela M.: es bonito

Patricia M.: es bonito

Olgaga: Paulo lo que pasa es que yo no quiero perder más tiempo con esto. Hay que hablar también de lo de la enfermedad y son las once y media de la noche, tío.

Se aprueba mi texto.

XXX

El asunto de la enfermedad. Nos hemos encontrado, observando los muchos foros que hablan de los KW, con algunas oscuras menciones a una extraña enfermedad que supuestamente contrajo la chica que (supuestamente otra vez) sufrió abusos sexuales en el primer viaje que organizamos. Hay un usuario, llamado Qwertyo, que parece manejar "información privilegiada" y narra a veces con atributos propios en masculino y a veces en femenino. Según Q., la chica se encuentra en estos momentos en una clínica de Houston, Texas, en tratamiento y estudio. Aporta como prueba una foto de la chica, que sin maquillaje no es fácil de reconocer, en una cama de hospital, con gotero y ayuda respiratoria pero sonriendo y haciendo la V con los dedos. Contrastamos la foto con las que aparecieron en la crónica-blog de ese primer KW, y bien podría ser la misma. Una vez aceptamos la posibilidad de que sea la misma chica, se abre la puerta a lo puramente conjetural, a las hipótesis que adelanta Qwertyo, todo o toda lanzado -a. Nos gusta esa palabra, "conjetural", porque se la inventó Borges o la rescató de lo más profundo del siglo diecinueve y todos los aprendices de escritor de menos de treinta la usan todo el rato, pero sin que medie ironía, y a nosotros nos da mucha risa y ternura todo esto. Pero a lo que iba, a la enfermedad. Una enfermedad de transmisión sexual. Infecciosa. Una enfermedad endocrinológica capaz de alterar el funcionamiento de las glándulas  del cerebro, tanto el hipotálamo como la pineal. Y tal vez otras, eso aún no se sabe. Síntomas descritos: picos de libido, hipersensibilidad sensorial, sensación de ralentización y ampliación de la percepción, pérdida de peso, desafección emocional, fases de pánico, ciclotimia, sensación de falsa seguridad en uno mismo, destrucción de tejido renal y nefrótico, picos de testosterona y adrenalina, dificultad para diferir las pulsiones, palidez, sensación de concentración, sinestesia, hiperestesia, etcétera. Otros usuarios, todos con el apodo Anonymous, aportan testimonios de encuentros sexuales con la chica (Morrigan Aensland según su sobrenombre gótico) tras su paso por el KW. El acuerdo es total: el mejor polvo de mi vida. Hay momentos bastante gráficos: no me podía creer el volumen a que gritaba Morrigan, hasta que empecé a gritar yo. Y en esa línea. Sin embargo, ninguno de estos amantes declara haberse infectado. Saltan de foro a foro con el asunto, abren hilos de conversación que luego no continúan, aparecen de improviso en un hilo de asesinos potenciales de Tokyo Hotel para añadir algún detalle escabroso sobre Morrigan. Describen la extrema contracción de las pupilas de la chica, incluso en la penumbra. Comparan el sexo con ella con los efectos de las setas, del éxtasis, del peyote, del MDMA. Hablan del witch house para ilustrar la sensación de tiempo ralentizado que incluye la sintomatología de la enfermedad. Sugieren que el foco de la enfermedad es algún artista vampírico de Žižkov, el desconocido amante (no sabemos si consentido) de Morrigan, en su aventura praguense. Alguno da sutiles pistas que pueden hacer pensar que también está infectado. Hay cientos y cientos de hilos abiertos con la misma pregunta: ¿Quién sabe algo más de la enfermedad de Morrigan?, sin respuesta. Como mucho, alguien que se ha molestado en recopilar las aportaciones de Quertyo y de los amantes (pero nadie las ha encontrado todas) crea un documento y lo comparte en ellos. Luego, gente elucubrando sobre el asunto. Algunos, desgraciadamente, parecen chalados, pero en general la cosa funciona. A aproximadamente la una de la mañana, las Miralles sacan la marihuana. Yo me abstengo. Es la hora de las conclusiones finales sobre el tema de la enfermedad. Hay cierta lógica euforia. Paulo, que ya tiene la risa floja, me dirige entre dientes un a ver si aprendes a vender, mamón que provoca: una ola de agitación en las Miralles y una sonrisa de orgullo en Olga. A mí estas cosas ya me dan igual. Tenemos una nevera en la oficina, y dos botellas de absenta checa en el congelador. Me sirvo una copita del verde licor a través de un terrón de azúcar y digo sonriendo eres buena, Olgaga, eres muy buena. Nadie reacciona.

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