15.12.12

UN AÑO CHECO, 3X09

MIRA, SORVINO


Tal vez hayamos cargado un poco las tintas con el asunto del sexo fácil en los Kafka Weekends, porque desde hace un tiempo solo aparecen hombres en la lista de espera. En forocoches hay un hilo abierto en el que la gente cuenta cómo completar los acertijos que proponemos en la web, y al mismo tiempo recomienda  nuestro tour en términos que lo describen como turismo sexual. Imposible follar más y mejor y más barato, dicen. Hemos implantado una moratoria de fornicación, pero como todo el mundo sabe los KW no son lo que ocurre en Praga, sino lo que se cuenta que ocurre en Praga, tanto los que han estado como los que quieren estar, los que nos odian, los internautas y los trolls en general. Para eso tenemos a Fille Gaga y sus heterónimos, pero también aparecen otras voces que cada vez más vinculan nuestro producto con la prostitución, y para muestra el hashtag #kikiweekends, que engloba las aportaciones de los cachondos y de los indignados con la cosa. Convocamos una reunión para tratar el asunto, pero a nadie se le ocurre nada y es un desastre. Nos llama un tipo que dice estar escribiendo un artículo sobre el tema para la web del Eroski, y no sabemos qué contestar. De repente nos hemos quedado sin certezas. Las chicas que hacen papeles para nosotros sobre el terreno, en Praga, pueden ser prostitutas profesionales, no lo sabemos. También hay chicos, alegamos tímidamente, pero nos arrepentimos en el momento. Son actores y actrices, balbuceamos sin convicción.

¿Acabaremos en la cárcel? Ahora diseñamos aventuras metaliterarias por Praga, con el rastro del gólem de Michael Chabon, cosas así. Tratamos de frustrar al turista sexual, para que lo cuente en forocoches, para que altere nuestro producto con su narración. Además, tenemos a Olgaga. Ésta es su última aportación al asunto, en el foro citado, con la identidad Robe83:

A ver si me explico... voy a poner aquí una parábola, ¿vale? Imaginad Sitges, el Festival de Cine Fantástico. La ciudad a rebosar, buen rollito, estrellas, etcétera. Viene Quentin Tarantino a presentar su peli. Su peli, por supuesto, lo peta. Los críticos lloran, se empalman, se quedan ciegos durante el pase, lo que se os ocurra. Cunde la euforia entre el equipo. Esa noche, salen a darlo todo por Sitges. Se duchan, se comen una langosta, se ponen guapos, se drogan un poco. Quentin está pletórico al empujar la puerta giratoria del hotel y poner un pie en la cálida noche del lugar.

¿Os cuento un secreto? Tarantino va a follar esa noche. Y no va a pagar por ello. ¿Y a quién se va a follar? Pues a la tía más buena de toda la discoteca. ¿Y por qué? ¿Porque es muy guapo y muy simpático y tiene un corazón de oro? No. Por una cuestión económica. Por un desequilibrio económico y social, por una asimetría de poder. Porque acostarse con Quentin Tarantino es un billete de lotería y hay muchas aspirantes a actriz con cuerpos demencialmente atractivos dispuestas a comprarlo. ¿Os cuento otro secreto? Él lo sabe. Lo sabe desde el estreno de Reservoir Dogs, fijaos lo que os estoy diciendo. ¿Cuál es la palabra para esto? ¿Prostitución? Vale, pero entonces "prostitución" no es solo lo que sale en Documentos TV en el Día Internacional contra la Prostitución. Es mucho más. Es un intercambio de sexo por un número muy amplio de posibles contraprestaciones, que los antropólogos han descrito en todas las sociedades humanas. ¿Queréis hablar de prostitución? Bien. Hablemos de Flavio Briatore. Hablemos de Cela y Marina Castaño. Hablemos de esas secretarias tan jóvenes que siempre luce el diputado. ¿Queréis luchar contra la prostitución? Bien. Cercad al proxeneta, por supuesto. Ahora, emprendedla con el cliente. Con redadas, con detenciones, claro que sí. Ahora, a por las prostitutas, obviamente el eslabón más débil de la cadena. Protegedlas, ayudadlas a declarar, a denunciar. Buscadles salidas dignas a la calle, formadlas, dadles un trabajo. Me parece estupendo. Pero no os detengáis ahí. No os lavéis las manos tras acabar con los Kafka Weekends. La prostitución, en un sentido amplio, es la oferta de favores sexuales a cambio de algo. Precisamente el motivo por el que en nuestra especie  las hembras no tienen temporada de celo. Acabad con toda asimetría, con toda coerción, con todo deseo material. Con la propiedad, con la lascivia. Con las columnas maestras de vuestra sociedad y con vuestro código genético, y entonces, entonces, convocad a una asamblea en la Plaza de la Revolución del Quince de Mayo para debatir el tema. Ah, y me falta una cosa: hipócritas de mierda.

Jesús y yo leemos todo esto y nos quedamos callados. Paulo se nos une. El intento de Olgaga de diluir nuestras responsabilidades en las imperfecciones de la especie no va a funcionar. Hasta donde yo sé, Jesús ha tenido alguna temporada de pasarse mucho por los masajes chinos con final feliz, de dónde si no sacó tanto detalle de primera mano cuando le dio por hacer bromas con el tema en tuiter. Paulo, por su parte, ha ejercido formas limítrofes de la prostitución en épocas de escasez, con novios mayores que él. Son cosas que suele contar, o mejor dicho, que es difícil que no te cuente después de la octava cerveza. Te dice el por qué, el cómo, el cuántas veces, el a cambio de qué, el cómo me sentí, el cuándo empecé y el cuándo lo dejé. Lo demás no te lo cuenta. Lo demás no existía hasta hace un par de semanas. Acabamos de caernos todos en lo demás, acabamos de darnos cuenta de que la piscinita en que chapoteábamos no tiene fondo. En ese agua oscura estamos ahora suspendidos, solo que la ropa de las Miralles no parece mojada.


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