18.2.13

UN AÑO CHECO, 4X04

HYDRA


Aunque ya nadie me consulta nada ni tengo forma de ponerme en contacto con la dirección (sea quien sea) de la empresa de que soy socio, sigo recibiendo abultados dividendos en una cuenta de un banco online irlandés. Tengo mucho dinero y no sé qué hacer con él. Pensé en comprarme un coche de jugador del Real Madrid pero primero tuve que matricularme en una autoescuela y al tercer día me aburrí. Además, me pone nervioso estar con gente, por si me reconocen y me abuchean. Hace unas semanas vi un enlace de puritito spam junto a mi sábana de Facebook, Ultimate Therapy in Murcia! y lo seguí. Era una cosa rara y exclusiva, un psicoanálisis subacuático para estrellas de cine y de rock. No need to confess, just relax and breathe! Y justo existía un centro en mi ciudad. Llamé. 375€ la hora. Concerté una cita.

En el centro, situado a las afueras de la capital y camuflado de fábrica de ferrallas, a uno lo aguardan tres chicas muy rubias y muy altas, impecablemente maquilladas y peinadas y con una dicción magnífica, ataviadas con batas inmaculadas y (todavía no he descubierto por qué) guantes de látex. En la sala de espera hay cuadros de Escher, y suena música dodecafónica. En los sillones de diseño, de acero y cuero, no hay jamás ni una huella digital. Exactamente cuatro minutos y medio antes de la hora de tu cita, viene a buscarte una de las auxiliares, y sus labios pintados de rojo ejecutan una sonrisa perfecta mientras te acompaña al ascensor. El ascensor tiene dos botones: el 0 y el -1. El descenso hasta el -1 dura muchísimo.

En el piso inferior se encuentra el tanque. Hay sofisticados cuadros de control y superficies de mármol travertino por doquier, como si la España de los 70 hubiese abrazado la carrera espacial bajo la dirección artística de Stanisław Lem. La luz es tenue. Se te ordena entrar a un vestuario y colocarte un ridículo traje de baño de lycra con el logotipo de la clínica, un poco vergonzante. A continuación, te colocan una serie de electrodos, y por fin la máscara de respiración artificial. Ya estás listo para la inmersión, que se produce exactamente a la hora en punto en que comienza tu cita. Se cierra la escotilla de entrada, y ya no se ve nada. El agua está a temperatura corporal y uno queda suspendido en ella, sin ascender ni descender. De momento, no se oye nada tampoco. Es decir, no se oye nada que provenga del exterior. La respiración y los latidos del corazón se oyen perfectamente. Pero es un sonido al que uno se habitúa muy pronto, y deja de escucharlo.

Has recibido instrucciones para dejar pasar algo de tiempo simplemente experimentando las nuevas sensaciones, o más bien la ausencia total de ellas, y tratando de relajarte. El alcohol y las drogas están prohibidos por normas tajantes, así como la falta de sueño, los pensamientos depresivos y la ansiedad. En resumen: si algo sale mal, la culpa es tuya, la empresa se lava las manos y pierdes el dinero.

Pasa el tiempo, pero es imposible saber cuánto. En un momento dado, una voz carraspea y dice con tono burlón te estaba esperando.

- Te estaba esperando. Has ido a Berlín, te has alojado cómo no en la parte RDA. Has probado un montón de drogas de diseño. Has visitado el Atlas. Has ido a escuchar a Elvis Perkins, a Cat Power y a Rafael Berrio. Le has otorgado propiedades cuasimísticas al sexo anal, seguramente porque no lo has practicado todavía. Has adoptado un gatito de una protectora. Has leído o fingido leer las obras mayores de la literatura posmoderna, incluyendo a Pynchon y a Foster Wallace. Has buscado donantes para ACNUR, bueno, esto solo tres veces, sin el menor éxito. Te has comprado seis temporadas de Star Trek en DVD, una camiseta de Sisters of Mercy y un muñeco de coleccionista de Houdini, todo por internet, en el último mes. Has firmado doce peticiones de Change.org sin leerlas. Has pasado una noche solo en medio del desierto de Tabernas, y has pedido la decapitación de toda la clase política al volver.

(¿Y esto cómo coño lo sabes?, pensé. Pero no se puede decir nada, en esta terapia, recordemos.)

- ¿Que cómo sé todo esto? Hombre, pues por el Facebook, claro. Buscas experiencias. Sientes un déficit de experiencias. Las persigues y, cuando te pones ante ellas, no ocurre nada. Tal vez porque, mientras las vives, vas escribiendo borradores mentales para describirlas. Porque te colocas en el borde pero no entras del todo. Porque te has pasado la vida desmontando las estructuras mentales de las personas que participan en algo. Hasta cuando vas a conciertos te colocas en un lateral, donde no se ve muy bien el escenario pero sí, perfectamente, al público de la primera fila, el que grita y suda y salta. Llevas veinte años despreciando a esa gente. Aún no has dejado pasar la oportunidad de reírte de algún fan en absolutamente ningún concierto, de los muchos que has presenciado. Vas poco a museos, pero cuando lo haces, lo que más te interesa es el resto de visitantes: los que van de gafapastas pedantes, los turistas incultos, los niños folloneros, las viejecitas melindrosas, los catedráticos anquilosados, las vistosas estudiantes de arte. Sobre todo, las vistosas estudiantes de arte. Te mantienes en contacto con toda la gama de manifestaciones culturales de tu sociedad, pero secretamente te preguntas: ¿cuándo llegará ese momento en que todo este acervo cultural que tanto dinero, tiempo y aburrimiento me ha costado me consiga chicas? ¿Cuándo entraré a un bar y una linda estudiante de arte me dirá: "Hola. Te he estado observando. Esa camiseta de Sisters of Mercy me pone. Estás en la onda, tío, me gustas. Ven al váter conmigo, por favor".? Vas a la retrospectiva de Hopper y te pasas una hora y media pensando en el ingenioso comentario que pondrás mañana en el Facebook para contarlo. Luego te van poniendo megustas y vas contando los de las chicas guapas. Esa experiencia, es decir, el hecho de recibir el megusta de esa bella artista que tienes, nadie sabe por qué, entre los amigos de FB es más intensa para ti que toda la obra de Hopper. Cambiarías tus vinilos de los Pixies y los Smiths por probar el sexo anal, y es, disculpa, tan triste esa idea que la tristeza te precede como un ectoplasma y espanta a todas las chicas que te gustan. No es triste que te provoque el sexo anal, entiéndeme. Lo triste es que te abraces a él como al Segundo Advenimiento, y al mismo tiempo que lo niegues. Tienes todas las herramientas conceptuales de la cultura occidental, y eres capaz de citar a Foucault para fanfarronear sobre cómo te fuiste a Marruecos sin nada planeado y acabaste pasando la noche con una familia bereber a la sombra del Atlas. Sufriste la misma diarrea y las náuseas que sufren los ancianos que van a Tánger con el Imserso: si insistes en proclamar que ese viaje te cambió la vida es problema tuyo. Y qué me dices de esa historia que cuentas sobre cómo una noche fumaste un montón de hachís y te desnudaste y te metiste en el mar flotando boca arriba y contemplando las constelaciones y sentiste nítidamente la rotación de la tierra bajo tu cuerpo. Eso no te pasó a ti, patético mentecato. Tu mejor anécdota, la que cuentas siempre que quieres quedar místico e interesante, y ni siquiera sales tú en realidad. Ese holograma que proyectas es más falso que un duro de madera, y creo que tú eres el único que se lo cree. Los demás te aseguro que no. Puedes largar durante horas de cuando vivías en Londres, pero todos sabemos que te dieron una bequita del ayuntamiento para hacer un curso de tres semanas, y que te las pasaste hablando en español y bebiendo cerveza en los parques con tus compañeros murcianos de viaje. Tu narración de tus propias experiencias es ficción, pero eso a ti te da igual, porque entre el relato y el correlato, te quedas con lo primero. Lo segundo es una luz pálida que no merece la pena tratar de respetar ateniéndose a los hechos. Lo primero es lo que te va a conseguir los chochitos JA JA JA JA JA JA JA. Por fuera eres una Apple Store, por dentro una tienda de chinos. Utilizo metáforas comerciales porque eso sí que no has conseguido deconstruirlo: el consumo. Te gusta compartir enlaces donde gente tan casposa como tú declara que en el 15M hay demasiados iPhones, y utilizas esos argumentos para no acercarte ni a un kilómetro de ninguna asamblea de barrio o PAH o manifestación. También compartes cosas de Latouche, ahora que el decrecimiento se ha puesto de moda en revistas gafapastas como la Jot Down, pero hay noches de las que no hablas nunca en Facebook en que le pegas fuego a la tarjeta de crédito comprándote figuritas de Bola de Dragón por internet, por no hablar de esto último de pagar casi cuatrocientos euros la hora de terapia, sin saber ni siquiera cuánto tiempo pasarás sumergido en este tanque. Subiste doce fotos de tu voluntariado en Acnur, ¿cuatro de cada tarde que echaste en vano? ¿Por qué no comentas que la mitad de la comida que compras se te pudre en el frigorífico? A veces, ayudado por la inhalación de polen de hachís, visualizas una montaña de comida, bebida, ropa, trabajo y gasolina: es lo que has consumido desde que estás aquí. A continuación visualizas lo que has producido y te entra la risa: has producido una ficción cara para yonquis de experiencias como tú, en el que bellas actrices checas, de las que solo con muy buena voluntad se puede evitar sospechar que en el fondo son prostitutas, prácticamente te arrastran al coito según un guión de peli sexicultureta italiana de los 80, plagada de referencias a Kafka y enormes pechos naturales. ¿Qué culpa tengo yo, -me imagino que te estarás preguntando desde que empezó todo el asunto- de haber cavado en un lugar del suelo de la sociedad del espectáculo por el que resulta que salen chorrazos de dinero?. Tienes toda la culpa, querido cliente. Tu extracción produce residuos. Tu dinero está manchado de

Y así todo el rato. En un momento dado, contra las paredes del tanque empiezan a proyectarse algunas imágenes (chicas, viajes, etc.) de tu vida, pero con poca ilación o sentido. Las cosas que te dice el terapeuta no consiguen ofenderte, extrañamente, porque el agua y el enclaustramiento producen una sensación de intimidad total, y el tipo parece estar muy lejos. La mezcla de la humillación y la introspección produce el sabor, tan original, de la ultimate therapy ésta, supongo. Hasta ahora llevo cuatro sesiones ya, y tengo cita para pasado mañana. Anoche pude chatear un rato con Paulo, que estaba en un Starbucks de Génova aprovechando una parada del crucero, y le comenté el asunto. Se hizo el silencio.

- Paulo, ¿estás ahí?
- (...)
- ¿Paulo? ¿Se te ha ido la wifi?
- (...)
- (...)
- Madre mia colega ers lo + idiota k ha parido MADRE XDDD
- ¿Qué?
- Lo acabo d buscar XDD MIRA ESTO: http://www.hoaxbusters.org/ultimatetherapy
- ¿De qué va esa página?
- Tio pues los hoax busters macho. Las estafas por internet y los  bulos. T la han dao kon keso mamonazo XDDD 4x375=1500EURAZOS DE GILIPOLLAS K ERES XDDDD
- ¿Pero quién dice que esa terapia sea una estafa? ¡A mí me funciona!
- No hay terapia macho. Leete lo k t he pasao. T meten en la piscina y te dejan en la oscuridad y el silencio y tu cerebro hace el resto, gilipollas. Lo k pasa es k nuestro cerebro no tolera la falta d estimulos, y kuando no los tiene durante un rato los inventa. No te habla nadie tron, es tu cerebro de txalao XDD Me has alegrao la noche, la semana y el mes colega. Ya veras kuando se lo kuente a los kompas.
- Sinceramente, Paulo, no puedo creer eso.
- PUES NO T LO KREAS KOLEGA MIRA LAS FOTOS JAJAJAJAJAJ Eeeeei estan buenas las enfermeras eh? Y los guantes de latex pa ke son katxo perro XDDDD
- Bueno, Paulo, ya te has reído bastante, amigo. Hablamos más adelante.
- Eeeeii pero no t moskees kompa. Vas a ir a partirles la kara o ké?
- Yo no he dicho que me esté planteando interrumpir mi terapia.
- Pero de k vas tio? Vas a seguir iendo? Pagame a mi matxo qeu yo t insulto por la mitad XDD Pa k vas a ir + a ese sitio?
- Por el agua, Paulo. Que está en su punto.

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